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¿Sí o no a la caza de animales como trofeos? Estos son algunos argumentos a favor y en contra

El presidente tuiteó: “La decisión sobre trofeos de caza mayor será anunciada la próxima semana pero será muy difícil cambiar mi forma de pensar en que este espectáculo de horror de alguna forma ayuda a la conservación de elefantes o de cualquier otro animal”.

En noviembre del 2017 el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos anunció que daría marcha atrás a la política del gobierno del expresidente Barack Obama de prohibir a los cazadores importar animales cazados como trofeos (partes corporales) de elefantes asesinados en Zimbabue y Zambia. La administración del presidente Donald Trump afirmó que estos países estaban protegiendo exitosamente manadas de elefantes y que la caza legal ayudó a comunidades africanas a ganar dinero y creó un incentivo para proteger a los animales.

Los grupos ambientales y los científicos de conservación tajantemente criticaron la decisión, argumentando que la caza no era una forma efectiva para promover la conservación. El secretario de Interior, Ryan Zinke, quien supervisa el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre, es un fuerte defensor de la caza y ha tomado varias de acciones favorables a la actividad. Pero con el aumento de las protestas, en noviembre del 2017 el presidente Trump puso la política en espera, sorprendiendo a los trabajadores de la agencia.

El presidente tuiteó: “La decisión sobre trofeos de caza mayor será anunciada la próxima semana pero será muy difícil cambiar mi forma de pensar en que este espectáculo de horror de alguna forma ayuda a la conservación de elefantes o de cualquier otro animal”.

“Moralmente repugnante”, dicen algunos

Muchos estadounidenses se oponen a la caza pero sus razones varían. Joshua Duclos, doctorado en filosofía de la Universidad de Boston, identifica dos argumentos centrales. Primero, los oponentes dicen que los humanos no necesitan cazar para sobrevivir. Segundo, muchos observadores “encuentran que la derivación de placer por la caza es moralmente repugnante”, especialmente cuando ven a un cazador sonreír sobre el cuerpo de un animal muerto.

Este último punto fue quedó especialmente expresado en 2015 cuando el dentista de Minnesota Walter Palmer fue vilipendiado por asesinar a Cecil, un conocido león en Zimbabue. Palmer mató a Cecil durante una cacería de trofeos en la que el león fue sacado del parque nacional en donde estaba legalmente protegido. Pero Zimbabue rechazó enjuiciar a Palmer y luego también retiró los cargos contra el guía.

Factor económico a favor de caza de trofeos

Mientras reconocen que Cecil fue asesinado ilegalmente, los especialistas en conservación de vida silvestre Niki Rust y Diogo Veríssimo argumentan que la cacería legal con cuotas bien aplicadas pueden fomentar la conservación. Ellos señalan que los cazadores llevan ingresos a áreas remotas a las que los ecoturistas no suelen llegar.

“La conservación cuesta dinero y también el daño que los leones hacen al matar ganado. No es claro si el turismo fotográfico por sí solo podría cubrir las cargas financieras”, aseguran.

Quizá, pero con límites muy estrictos

Pero el ecologista de la Universidad del estado de Montana, Scott Creel, cita estadísticas que demuestran que las poblaciones de leones en Zimbabue, Zambia y otras naciones africanas han bajado a pesar de los lineamientos para que la caza sea sostenible.

En un estudio, Creel y sus colegas concluyeron que los límites necesitaban ser mucho más estrictos para lograr metas positivas. Ellos propusieron una fórmula que permitiría matar aproximadamente a un león macho de al menos siete años de edad por año en un rango de 2,000 kilómetros cuadrados por tres años consecutivos, seguidos de tres años para la recuperación.

Además, Creel asegura que la caza de trofeos en cualquier nivel no será sostenible a menos que las naciones africanas también controlen la caza furtiva, la pérdida del hábitat de estas especies y la matanza en represalia de leones que atacan humanos o ganado.

Amenazas más amplias

La caza de trofeos no es solamente un problema en África. El gobierno de la región de Columbia Británica, en Canadá, anunció planes en el 2017 para enfrentar la caza de trofeos de osos pardos, aunque la cacería de dichos animales por carne continuaría. Funcionarios dijeron que este tipo de caza deportiva no amenazaba la población de osos pardos pero la opinión pública se ha vuelto en contra de la práctica.

Evaluando los debates canadienses sobre los osos pardos, Courtney Hughes y Lindsey Dewart, expertas en conservación de la Universidad de Alberta (Canadá) señalan que la pérdida del hábitat, la fragmentación de la población y el cambio climático amenazan a los osos más seriamente que la caza de trofeos y exigen pasos para abordar esos problemas:

“(Por esos motivos) es que ahora, más que nunca, necesitamos una acción consolidada para conservar a los osos pardos. Si queremos que los osos pardos permanezcan en nuestro futuro, necesitamos dejar de lado nuestras diferencias y encontrar algún común denominador”, aseguran.

Introducidas vs. especies nativas

La caza de trofeos también se lleva a cabo en Australia y Nueva Zelanda, pero las especies objeto de caza son las introducidas, tales como cabras salvajes y ciervos de granja. En contraste, la historiadora ambiental de la Universidad Cook (Australia), Claire Brennan, observa que los cocodrilos de agua salada nativos de Australia fueron cazados en cierto momento, lo que llevó a la especie a una cuantiosa disminución. Ahora los cocodrilos están protegidos, aunque pueden representar una amenaza para los humanos.

“Los australianos necesitan considerar si ellos realmente desean atraer cazadores de élite internacional al país utilizando especies nativas (incluso uno tan indeseable como el cocodrilo de agua salada) como presa”, afirma Brennan y agrega luego que proponer a una especie introducida para la caza de trofeos es más razonable que hacerlo con una especie nativa.

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